Les escribo desde una de las Ciudades más mentadas desde que vió nacer artísticamente a una de las estrellas más grandes de la música popular mexicana (aunque lo nieguen, todos hemos coreado o cantado alguna de sus canciones), la Ciudad tiene fama de violenta y que aquí, las mujeres supuestamente son demasiado vulnerables y blanco de violencia y muerte, son impresionantes los cientos de cruces negras sobre un fondo rosa pintadas en tantos postes, clamando justicia y a guisa de homenaje al grito silente de ¡ni una muerta más!
Esta Ciudad ha sido refugio de Benito y en donde se sumergen en el anonimato cientos de migrantes, nacionales y centro y sudamericanos; lugar en el que para muchos paisanos representa la última población mexicana a cruzar en el camino del american dream, es una Ciudad gemela con una cicatriz de geografía pero que se mezcla entre el inglés y el español. Un lugar de avenidas enormes, desparramada al fin que "hay un chingo de terreno", lugar de gente amable y hasta cariñosa, donde el Dolar se usa como moneda corriente y el Peso también vale del otro lado.
Ciudad Juárez es como la prima que nadie ha visto en años, pero que llega un día y sientes que es una belleza, que tiene miles de historias que contarte, que ha sido noviera y que a pesar de lo que dicen de ella a ti no te importaría que deje de ser tu prima por un momento (o tal vez no) para darle de besos y tratar de seducirla, aunque la sabes prohibida, es por eso que te llama más la atención.
Así percibo Ciudad Juárez, tan llena de mujeres clepsídricas, bellas, de rostros finos y dulces y lenguaje inapropiado (MMMMMM), de personas de sonrisa fácil, de hombres sinceros y amables. Un bello remanso en medio del desierto.
Tan lejos de la Capital y tan cerca de U.S.A., pero tan orgullosos del indio que le dió nombre a la Ciudad, no me queda más que agregar a esta breve crónica que decirles ¡Que Bonito es Chihuahua!
Saludos y aullidos llenos de polvo y sol.