sábado, 1 de septiembre de 2007

En tu búsqueda V.

Benito sintió en su piel, el roce visual que la mirada de ella dejó encarnándose en su deseo, palpa con sus labios la dulzura de ese aroma que poco a poco lo aleja del ensueño para colocarlo en la absurda vigilia. Se estira como su gato, saboreando ese aroma de la mujer deseada, enamorada y que olvida rápidamente al abrir los ojos. Sólo le queda el gusto de haberla besado, o haberla soñado besándolo.
El sol se comienza a ocultar, Benito se asoma al patio y mira divertido a la Alma Marcela saliendo de su vivienda, muy vestida de lentejuelas, muy entaconada y haciendo equilibrio. Loqueando y gritando a todo pulmón, que necesita un Macho. Benito la saluda desde la ventana y Alma Marcela le manda un beso tronado con toda la palma de la mano, hace dos o tres cabriolas relampagueando de lentejuelas y comienza a gritar nuevamente -¡Hoy es viernes y ¿no hay Macho para mi?
Benito se aleja de la ventana sonriendo, Alma Marcela le cae muy bien, siempre respetuosa y aunque extraña, es buena amiga, un día cuando ambos regresaban de sus respectivos trabajos Alma Marcela, trajeada como Marcelo le comentó -En serio Benito, si yo fuera machín de a devis, me encantaría ser tú. Cada vez que Benito veía a Marcelo sonreía al recordar ese "piropo".
Casi dan las siete y Benito se pone sus botas vaqueras, su pantalón desgastado, la playera y camisa blanca; cierra la llave de paso y le deja comida al gato. Se dirige literalmente, a chocar con su destino.