jueves, 17 de septiembre de 2009

Nonagésimo cuarto post del año o "Anuncio del portavoz no oficial de Enrique Serna"

El Lobo dice...
Queridísimas lectoras, amables lectores.
La madrugada de hoy concluí la lectura de "Fruta verde" de Erique Serna, no me quiero desbaratar en elogios (los cuales merece), simplemente deseo compartirles y recomendarles el libro, una extraordinaria y divertida novela en la cual en muchos sentidos me vi reflejado y reconocí a gente muy cercana. La Musa vuelve a rondar las entrelíneas de mis lecturas (si es que alguna vez se marchó), hay muchas cosas valiosas en la trama de la novela, el desenlace hasta cierto punto imprevisto y un sinfin de giros significativos a temas como la sexualidad y la decencia.
Me agrada pensar que tal vez se trate de una autobiografía velada o una confesión del autor, pero ¿a caso no escribimos siempre de nosotros mismos, de lo que nos sucede y lo que dejamos en cada cuento, novela, poéma?
Una obra si duda trascendental, la cual refleja de una manera amena como las decisiones más elementales se convierten en carga vital.
Cabe señalar que detecté algunos pequeños errores de continuidad (al mejor cazador...), pero que no afectan en lo absoluto la lectura, la cual nos lleva desde la sutil sonrisa de añoro, hasta la lágrima emotiva y auténtica.
La historia de Germán, Paula y Mauro, unida en momentos precisos, nos muestra que en muchos sentidos la vida misma es un circo de tres pistas, en el cual lo que vale es atreverse.
Gracias Tía Yaya, por tan maravilloso regalo de cumpleaños.
Ahora me resta buscar "Ángeles del abismo" para completar la bibliografía de tan prolífico, divertido, agudo, desmafiado y cáustico Maestro.

Hoy comienzo a leer "Ensayo sobre la ceguera" de Saramago (gracias Miguelito).

P.S. Soñé con un taxista amable el cual vendía tés de hierbas para mejorar sus ingresos, cobraba poco "la dejada", para ganarse un potencial cliente. Es la segunda vez que sueño con este personaje bonachón. En esta ocasión, nos cobraba a mi hermao y a mi $20.00 por el viaje, pero nos invitaba a su casa para que viéramos una televisión, mientras cambiaba el canal para mostrarnos el funcionamiento, ya traía puesta una máscara de luchador. Ni modo de no comprarle el té.

Aullidos de resto de semana para ustedes.