martes, 10 de noviembre de 2009

Centésimo segundo post del año o ¿qué nos pide la vida?

El Lobo dice...
Queridas y filosóficas lectoras, amables y filosóficos lectores:
Han sido años pesados, pasados; llenos de aperendizajes y enseñanzas (que no son lo mismo), además de la carga emocional de hacer nuevas amistades y de reconquistar y mantener a las anteriores.
Las cosas son muy distintas ahora, con más madurez, con menos vida que recorrer o al menos eso parece. La situación de una vida llena de satisfactores, pero un bajísimo nivel de vida nos ponen entre la espada y la pared. ¿de qué sirve joderse trabajando como si no puedes disfrutar de la vida? ¿por qué nos recluímos ante una computadora tardes enteras en vez de salir y conocer nustra propia colonia?
Ayer fui con el Lobito, lo vi jugar foot ball soccer con varios niños de la colonia en donde vive, escuché malas palabras, incipientes albures, motes y apodos, risas y alegría. Pensé que no escucharía eso nuevamente en voces infantiles, curtidas por la vida urbana, pero felices de correr tras de una pelota rota y dar todo de si por un juego que une y te alegra la tarde. La mayoría de nosostros, ahora adultos, crecimos en las calles, no me refiero a la "mona" en la mano y la mirada perdida, me refiero a los juegos en la calle, a las cascaritas, el bote pateado, las canicas. Somos una generación educada en el miedo, en el temor a que las peores cosas pueden pasar y pasan, nos aterramos de vivir y nos enclaustramos, jugamos a ser dueños de nustras cuevas. Nosotros somos una cueva poco a poco sin salida.
Terminé en estos días de leer unas excelentes y amenas novelas, a decir de Juan Hernández Luna con su "Quizá otros labios", una alucinante novela "noir" que combina la cotidianeidad de un taxista abandonado por su esposa, una fotografía comprometedora de James Dean y una serie de cartas sicalípticas de una ninfómana desesperada, eso sin contar con personajes entrañables y humanamente ridículos. Una novela divertida que me recordó en algunos pasajes el buen llamado género de novela mexicana policiaca contemporánea. También terminé de devorar "Y retiemble en sus centros la tierra" de Gonzalo Celorio, una obra desolada y antojable. La historia de un catedrático que después de una borrachera con sus alumnos deciden ponerse de acuerdo para un recorrido etílico cultural por el centro histórico de la Ciudad de México. Acompañado de recuerdos el Doctor Juan Manuel Barrientos emprende un Ego Trip que concluye de manera extraña, aunque en muchos sentidos se quedan varios cabos sueltos, creo que es parte de la intención del autor.
Dos libros emocionantes, divertidos, crudos.
Y esos me han regresado las ganas, la necesidad de escribir y compartir con ustedes mis queridas y queridos lectores.
Y eso me recuerda lo que coloqué como título a esta entrada. Lo he dicho varias veces a lo largo de estos años, LO UNICO QUE NOS PIDE LA VIDA, ES VIVIRLA.


Aullidos fraternales para ustedes.
P.S. Gracias Maricarmen por tan bello regalo y el tiempo compartido.