sábado, 25 de agosto de 2007

Copas, Trofeos, Galardones



Deseo hacer una pausa en el cuento "En tu búsqueda", para agradecer de la manera más encarecida a mi amigo Fénix, por haberme distinguido en primer lugar con su amistad y en segundo lugar con un Premio Blog solidario.
Mil gracias amigo, con gusto volvería a otorgártelo, pues eres una persona valiosa, valiente y valedora.
De acuerdo con el galardón antes mencionado, a mi vez deseo otorgarlo a siete personas más, para que lo luzcan en su Blog.

1.- Para mi amiga Wendy (quien por cierto continúa desaparecida) pues gracias a ella me uní a este maravilloso mundo de ideas y palabras.
2.- Para mi Adorada Kix, pues sus comentarios y su ánimo se contagian y me han hecho descubrir a otros miembros de esta gran manada.
3.- Para mi Andy Preciosa, que con sus buenos consejos y cariño me sorprende cada día.
4.- Para mi Fire, querida Íbera, por su fortaleza y cariño, este se va hasta el otro lado del charco.
5.- Para mi entrañable Mafalda, pues con sus palabras y deseo de vivir nos va haciendo el camino más grato, más amable. Ella es amable y grata per se.
6.- Para mi Bella Beatrix, por su cariño y comentarios, por permitirme hacer uso de su luna. Tan dulce.
7.- Para mi estimado Solín, porque el oficio se va haciendo de a pocos, porque buscas respuestas y no solamente causas incógnitas. Además hoy te tocó ser bendito entre tantas bellas y queridas mujeres.

Este bien merecido galardón lo pueden copiar y pegar en su Blog, para presumirlo y como muestra patente de mi cariño, y si no es mucha molestia, otorgarlo a 7 hermanos bloggers más.
Quiero hacer mencion que además de ser gente tan querida por mi, sus Blogs son auténticas obras de arte, bien cuidados, lindos y con mucho sentido.
Y agradecer también a todos mis contactos, a todos ustedes que se dan su vuelta por este Blog, les dedico un cariño y agradecimiento especial.

martes, 21 de agosto de 2007

En tu búsqueda IV.

Soledad no se arrepiente de las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida, ni siquiera cuando agarró sus cosas, a su bebé en brazos y dejó atrás una vida de maltratos; en esa época ahora lejana de su vida, se llamó Dolores. A Soledad le gustaba ese humor involuntario que ocupaba su vida, la hacía sonreir de vez en vez y olvidarse de la tortura amatoria que el sueño le llevaba cada noche.
Al terminar el turno, le cedíó el paso en la maquinaria a un compañero, una vez en los vestidores, ella colocó el overall en su casillero, dejó los guantes de carnaza y los lentes de protección; nunca llamó su atención el vapor que salía con la promesa de agua caliente de los baños de la fábrica, prefería bañarse con agua fría en su casa. Se puso los jeans, la blusa y sus botas, prefería llevar pantalones y botas que tener que depilarse cada quince días; se amarró su cabello en una coleta, salío a la calle donde ese sueño que le hacía desear soñar y dejar de soñar para siempre, estaba a punto de chocar con ella.

domingo, 19 de agosto de 2007

En tu búsqueda III.

Soledad simplemente no quiere dormir, pues al cerrar los ojos sabe que soñará con ese muchacho torpe y fornido de quien se ha enamorado; lo que más dolor le causa a Soledad, es el no poder recordar el rostro masculino, sólo reminiscencias de sus labios sobre la piel de él, el acercamiento de labios, cuerpos, almas y esa sensación deliciosa y torturante que recorre su entrepierna, humedeciéndola hasta despertar insatisfecha y de mal humor.
El permanecer despierta es un indecible suplicio, esos calores y esos suspiros que propician las burlas y cuestionamientos de sus compañeros de trabajo, esa mirada perdida en busca de su correspondencia, esa falta de apetito y la imbécil sensación de saberse amada por un personaje de novela rosa, de fantasía.
Soledad camina hacia su trabajo en la fábrica, ya dejó encargado a su hijo y el turno de medio día le permitirá recogerlo más tarde; ella camina somnolienta y esos malditos suspiros no dejan de escaparse de entre sus labios. Al despertar ese día acalorada, empapada de sueños y con taquicardia, decidió que no volvería a dormir jamás.