miércoles, 8 de julio de 2009

Octagésimo segundo post del año o De vez en cuando es necesario permitirse un leve "homesick"

El Lobo dice...
Queridas y extrañables lectoras, amables y extrañables lectores:
Les escribo en el marco de un día nublado, llueve leve pero tupido, un poco como mi estado de ánimo.
Hay una palabra en la lengua de Shakespeare (sinécdoque incluída), la cual me encanta, tanto por el significado y porque en español hay demasiadas palabras para esa sensación, pero ninguna que describa este dolor casi físico. Homesick, Homesickness; literalmente "malestar por el hogar", es algo así como nostalgia, extrañar o echar de menos. Es curioso pero el homesick es más parecido a la saudade brasileña.
Pues así esta mi estado de ánimo, de nostalgia, de saudade, de homesick.
Y es precisamente eso, el extrañar el hogar, el entorno familiar; y no me refiero solamente a los parientes, hijos, padres y hermanos, me refiero a lo que nos resulta habitual y conocido; desde los árboles de la calle, al vendedor de tamales o los ruidos y aromas que nos rodean.
Ayer extrañé mucho, muchísimo a mi Lobito, extrañé la poca (pero segura) paga castrense, odié por momentos el saber tantas cosas, el estar preparado para hacer diversas funciones sin que hasta el momento parezca que ha valido la pena.
Hoy necesito de un (y seguramente ya elaborado) caldito de res con tuétanos preparado por la Chelito. Deseo abrazar y apapachar a mi Lobito, pero también desearía el poder decirle que no se preocupe, porque pronto va a tener una casa o un departamento par que viva con su mamá, que ya tengo los boletos que me pidió de cumpleaños, que podré regalarle un xbox en navidad, pero no puedo, todavía no.
Y sé que son estupideces materiales, que son cosas, que el hogar esta en uno, en ese disfrute de la soledad y del individualismo. Pero, ¿por qué me siento como si ese hogar se encontrara apagado?
Hoy me levanté como todos los días con el pie derecho, me puse una camisa roja, jeans y zapatitos color de café. Quise dejar en la cama la grima que me embargó ayer; a pesar de la Luna llena y el poder cenar un club sandwich en el café "La Esphera", a pesar de las dulces y tiernas palabras de mi hermosa Ojoslindos (a quien adoro y quiero desde aqui y desearía tener conmigo). Sin embargo, amaneció nublado, aunque sé, que detrás de esas nubes y esa lluvia brillan un hermoso sol, una hermosa Luna Llena.

Ya estaré mejor, lo sé.

Aullidos para ustedes y para todos aquellos quienes extrañan algo, a alguien, a si mismos.

P.S. Las condiciones van mejorando, "... Y todo va bien aunque no te lo creas"

lunes, 6 de julio de 2009

Octagésimo primer post del año o Crónica de una anulación anunciada

El Lobo dice...
Ciudadanas y votantes lectoras, ciudadanos y sufragantes lectores:
Les escribo desde mi nuevo cubil, en la misma pensión, pero en distinta ubucación. Ahora cuento con un pequeño balcón en el cual pasé el resto de la tarde acompañado de "Música de cañerías" de Charles Bukowski, un extraordinario, duro, impredecible y ácido libro de relatos cortos, me gusta la poesía del viejo indecente, pero la crudeza y sencillez de estos relatos, me ha dejado impactado.
Pero déjenme que les cuente limeños, de la travesía de este Lobo para anular el voto.
Llegué temprano (15:00) tomando en cuenta que no dormí mucho (después de deliciosa velada) y cambiar mis triques a mi nueva guarida. Así que me dirigí al Palacio federal ubicado en el Parque Central de esta Capital. Mi sorpres fue que no había una sola casilla, un policía muy amable me dijo que podía acudir al Parque de la Marimba, que ahí había casillas y tal vez por ser un lugar más conocido, pudiese encontrar la casilla especial, me subí a una combi y llegué al marimbístico parque (15:25), la casilla era básica, así que me dijeron que las casillas especiales estaban en "La cabeza maya", una especie de monumento al rey Pakal frente a un edificio horrendo sobre la avenida central. Pasé a comprarme una nieve de mango y me dispuse a caminar las casi diez cuadras bajo el sol tuxtleco.
Finalmente (16:10) llegué a sufragar, pregunté si se trataba de la casilla especial y el presidente de la casilla me dijo que sí, emocionado pensndo en no solo anular mi voto, si no también utilizar la boleta para colocar un poema o una minificción alusiva a la ocasión, el muchachito que me recibió la credencial (nueva, la anterior la saqué hace 15 años y la perdí hace poco) me dijo un poco apenado que no podría votar; le pregunté de manera civilizada del porqué de esa situación y me dijo que solamente podrían votar de los estados de Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, que no podía votar por que mi credencial es del Edo. Méx., no me molesté, sabía que sucedería una chingadera más o menos por el estilo. Lo más triste y patpetico del asunto es que ya eran casi las cinco de la tarde y tenían un block lleno de boletas, muy pocos votos en las transparentes urnas y el Presidente de cailla me dijo muy compungido, "Lo más curioso es que han venido un chorro de gente del Estado de México o del D.F. y no han podido votar, lo siento mucho", le respondí amable también que yo lo sentía aún más, pero que qué se le podía hacer.
Triste y convertido en abstencionista sin querer, regresé a casa; por un instante me sentí excluído de mi propio ejercicio ciudadano, como el vivir en otra federación. Y por un momento vi la luz, tal vez esa sea la solución, organizar una confedereación de estados verdaderamente autonomos, separar al país en estados independientes y con una forma de gobierno propia, pensé en eso y más, tomé el libro de Bukowski y salí al balcón, un vientecillo hacía más agradable la tarde, decidí aguardar una hora para ir a cenar/comer; A esperar los siguientes jodidos comicios (ups, Charles dixit).

Aullidos de inicio de semana para ustedes.

P.S. Felicidades a los que votaron en blanco o en rojo o en azul o en amarillo o de cualquier otro color, pero votaron. Que bueno que te animaste a votar Borolita.