jueves, 8 de octubre de 2009

Centésimo primer post del año o Inicamos con los gozos

El Lobo dice...
Queridas lectoras, amables lectores:
Los pequeños gozos de la vida, nos permiten olvidar las preocupaciones y miserias que acumulamos; esa tristeza y desánimo que en estos tiempos parecen tan infranqueables, se tornan de otro color al colocar un poco de gozo puro y llano en medio.
Lamentablemente, y como lo he referido en ocasiones anteriores en este blog, deseamos ese gozo perenne; y en esa necedad, dejamos escapar valiosos e irrepetibles momentos de espontanea felicidad. Es, cómo dijera, desear al momento del orgasmo, en ese preciso momento tomarnos una fotografía. No es que no se pueda, simplemente nos enfocaríamos a hacer otras cosas en el afán de conservar lo que creemos son los momentos que nos harán el día más grato, mientras dejamos que pasen y se pierdan.
Así me he sentido los últimos días, puedo rememorar los pequeños gozos que he tenido y compartirlos con ustedes, pero sería estúpido el correr a una computadora al momento (en el preciso momento) en el que me acuerdo de una bella ex-novia, la imagen que me trae a una hermosa mujer de Xalapa a las puertas de mi deseo o rememoro un beso en el cuello con un ligero arañazo en mi calva o cuando mi sobrina me sonríe, o mi Lobito me dice "Te amo Papá". Sin embargo, el recordar esos momentos, hacen que dibuje una sonrisa en mi macilento rostro, que recuerde que vale la pena vivir, aunque sea por conservar esos momentos y por qué no, coleccionar nuevos gozos.
Sé que la felicidad no es permanente, tampoco la tristeza, así que deseo con todo mi corazón aferrarme a esos diminutos momentos; para hacerme la vida más fácil, para levantarme cuando me ha tumbado.
Un pequeño ejemplo. Cada vez que abro mi cuenta en este blog, mi clave secreta me recuerda un lugar, una persona y un estado de ánimo, todo al mismo tiempo; y siempre, cada vez que estoy a punto de escribir algo en cualquiera de mis blogs una estúpida sonrisa aparece en mi boca, recordando. Son precisamente esos momentos los cuales al morir veré y reviviré nuevamente en fracciones de segundo.

Aullidos cariñosos para ustedes.

P.S. ¿Alguien sabe en dónde anda Exenio? Me debe unos tacos de cochinita.

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