jueves, 24 de noviembre de 2011

La noche en que me decidí a ser útil.

El Lobo dice...
Queridas lectoras, amables lectores:
Cubierto con la extraña bruma que persigue a todo aquel asalariado que se precie, les vuelvo a escribir desde una oficina.
Así es mis amables y casi extintos lectores, regresé al mundo laboral percibiendo un sueldo, quejándome de la chamba, pero esperando con ansias locas la quincena.
Es extraño regresar a un sistema de jerarquías, tengo una jefa y dos jefes. A mi vez, soy jefe de dos chamacos bastante inteligentes y talentosos.
Por primera vez me están pagando para y por escribir. El horario es complejo pero las satisfacciones van siendo cada vez mayores.
Las ventajas de estar de nuevo bajo un empleo:
La principal, sin duda alguna, es tener lana para fin de año.
Salir a orearme.
Leer más, ya que los trayectos son bastante pesados y tardados.

Las desventajas:
Resentir las desveladas.
Terminar con casi toda mi vida social.
Gastar en comida callejera.

No es tan malo después de todo, siempre encuentro un momento para hacer lo que me gusta.

P.S. Ya los extrañaba.

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