sábado, 26 de abril de 2008

Sábado. Lo que sucede después de...

Pues aquí estamos nuevamente, tratando de encontrar el hilo negro o inventar el agua tibia, Mi queridísima Cortesana tiene razón, y el amar, así como el ser feliz es una opción unilateral (creo que en eso me quedé corto en la descripción) y como lo posteé con anterioridad, es cierto, si no te amas a ti mismo no es posible, bajo ningún pretexto, amar a nadie más.
Una vez aclarado el puntacho, descubriendo que no es importante (no mucho) el quién, si no el cómo.
Es lindo el sentirse deseado, querido, apapachado, cuidado, procurado, consentido, querido, admirado, enamorado. Pero, ¿en verdad lo apreciamos?
Les dejo estas palabras, con todo mi cariño.
Hoy recordé la última vez que fui chambelan y del ritual de las fiestas de XV años, los vestidos, la emoción, los bailes. Hece mucho no voy a una, y me temo que pronto lo haré, ya no como Chambelan, si no como coreógrafo o de perdis como acompañante de la Mamá de la quinceañera.
La vida es fiesta y los velorios deberían de ser así. Al menos eso deseo, que en mi velorio haya pachanga.
Me despido por el momento, porque mi cachorrito me llama.
Aulldios sabatinos y boxísticos para ustedes.

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